- No temas Ariko, que su veneno no es muerte.
- No olvides Ariko, que su tiempo es inerte.
Decían esto las libélulas a la joven Ariko, mientras por su pierna se plantaban escarabajos, rojos escarabajos, brillantes como las estrellas, pero rojos, ciertamente rojos. Seis patas poseían cada uno, dieciocho patas en total. Aunque en su pierna andaban, Ariko sentía sus punzantes pisadas en sus labios, suaves y sencillos labios revolucionados por las huellas de los escarabajos. Discurrían por su pierna los escarabajos mientras enardecían como hierro fundido en su boca los labios, más nada pasaba, ni siquiera pensaba Ariko, sólo era el caminar de los escarabajos y el hollar de sus labios.
No era este el típico actuar de los escarabajos, salvo que estos no eran escarabajos regulares ni era Ariko persona consagrada a los costumbres. Tras irrumpir, a su manera, en la coralina barrera de la boca de Ariko, viajaron los escarabajos de curva en curva, de palmo a palmo en la piel hasta el ombligo de Ariko: eran ahora onfálicos escarabajos, sitiando el núcleo de las caricias.
Se condenaba Ariko, ahora y a placer de las libélulas, a viajes entre tréboles, pantanos de luciérnagas y lunas a medio vaciar.
Continuará... (el sueño me alerta).
1 comentario:
¡Muchas gracias Andrés!
Sí, es realmente (jejeje) en la radio, aquí en Argentina salimos los jueves a las 21 hs., dos horas antes (o sea, a las 19 hs.) en Colombia y nos podés escuchar por internet.
Con respecto a tu idea de los podcasts, en algo de eso andamos, sí. Estamos averiguando -somos muy DIY, jejeje- cómo hacerlo y ni bien lo sepamos también lo sabrán ustedes.
¡Ah! Dos cositas más.
1. Miles de gracias por los elogios, también. Como siempre digo, cosas así nos instan, nos obligan a seguir.
2. Tu blog está buenísimo. Desde ya, añadido al blogroll de Contra Todos Los Males..., señor.
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