Existe una pequeña desventaja con la música que nació antes que nosotros: suele esconderse con mucha maña.
Nick Drake se ocultó bien incluso en sus días. De lo habitual podemos decir que es otro artista complicado: alto IQ, sensibilidad excepcional, depresivo-¿consecuencia intrínseca de lo anterior?-, drogadicto en sus últimos días, muerte autogestionada.
El Pink Moon es el tercer disco de Drake, después de haber intentado con Five leaves left y Bryter Layter. Siempre hubo algo de desilusión por no haber alcanzado éxito con ninguno de ellos. A estas alturas Nick venía con la vida decadente, con la piel herida y mucha clorofila en los pulmones.
Guitarra y voz, ah! y un colado piano en el introductorio Pink Moon, es la esencia de este álbum. Dos noches dieron vida al disco, dos noches con acordes y palabras de voz melancólica, furiosas de amargura y de esperanza sutil o inútil. No es difícil que revuelque el espíritu un poco al oírlo. Las composiciones son cortas, de voz bruñida con suavidad, letras fenomenales (es lo que más me gusta del álbum).
Efectivamente son las letras un punto agudo de Nick Drake, este buen poeta educado en literatura en Cambridge comprimía sus sentimientos en canciones cortas.
Place to be dice en parte:
"And I was green, greener than a hill Where flowers grew and the sun shone still Now I'm darker than the deepest sea"
Things behind the sun se contrapone un poquito a la tristeza:
"Don't be shy you learn to fly And see the sun when day is done If only you see Just what you are beneath a star That came to stay one rainy day In autumn for free"
Aquí el álbum para oír...
